alone [Priv. Sawada Tsunayoshi]

–Hoy era un día un poco extraño, puesto a pesar de haber asistido a clase y que todo fuese "completamente normal", sentía a su camarada, Gokudera-kun, más tenso de lo usual, no habló demasiado con él ése día, a causa de que Yamamoto siempre acababa interrumpiéndoles. Cosa que incomodaba un poco al castaño, pues sentía al albino sumamente molesto, o algo por el estilo, sin embargo, no hubo comportamientos fuera de lo normal, más que lo común de intentar evitar que ellos dos discutieran, y tratar de que se llevasen bien. Lo cual era en vano, pues intento tras intento, fallaba estrepitosamente, y las "palabras de aliento" de Reborn, no lo ayudaban para nada, ¿cuáles eran?, pues: -"Tsuna, eres un bueno para nada, ni siquiera puedes hacer que tus guardianes no se pelen", "eres un perdedor", "no sirves", "Deja de quejarte y concéntrate". Estos comentarios del pequeño arcobaleno, los recibía en recesos entre clase, desde cuando iba al baño, hasta el almuerzo, una que otra vez, notó que Gokudera-kun estaba siguiéndole, sin embargo, mantenía distancia por una extraña razón, era posible que él no lo supiese a causa de que era sumamente distraído, y casi todo el día estaba al pendiente de Kyoko-chan, y lo que ella podría pensar de él. Lo que no sería nada bueno, pues entre clases era la constante charla pública y breve de él, los alumnos presentes y el tutor de "Tsunayoshi-kun, tiene un bajo rendimiento", "usted ha reprobado", "irá a recuperación", ante tantos comentarios negativos de sus estudios, Gokudera-kun reaccionaba mal, pero lograba contenerse. Y Reborn-san iba amenazándolo con ir a los viejos métodos de estudio. "O estudias, o morirás explotado", eso no traía ningún tipo de consuelo ante el castaño, más bien estaba completamente aterrado; además de que nadie podría ayudarle si quedaba a solas con Reborn-san en su habitación, pues aunque su madre estuviese presente en la casa, jamás lograba darse cuenta de nada, aunque presenciara la mismísima explosión en persona. Últimamente, Gokudera-kun insistía demasiado en querer ser su tutor, aunque, él rechazaba sus propuestas pues, no quería que él perdiese su tiempo con un perdedor o bueno para nada que jamás entendía sus explicaciones y todo se tornaba en vano, sin embargo, él continuaba con aquella insistencia característica de él. Era sumamente obstinado, casi como una mula; el chico se vió en la necesidad de acceder a lo que él pedía, puesto era no entender las explicaciones de Gokudera-kun, o no entender y ser explotado por Reborn-san.

–A pesar de haber accedido a la petición de Gokudera-kun, éste día no podría él acompañarle a casa, pues le había prometido a Yamamoto que iría a su práctica de Baseball. Le informó al peliplata, el cual pareció no tomarlo muy bien, sin embargo, logró recignarse. El castaño le dió una hora exacta en la que podía ir a su casa y encontrarlo a él allí, para comenzar sus estudios en matemáticas desde "0". Él tras acabar la práctica de Yamamoto se dirigió a casa, el moreno le indicó al castaño que no iría a su casa hoy porque debía ayudar a su viejo con el restaurante de sushi que actualmente tenía muchos clientes y necesitaba ayuda extra; el chico encaminó a su casa solo, y tranquilo, estaba anocheciendo, por lo que apresuró el paso, ya que podría ser peligroso andar por esos lares sin ningún tipo de compañía, y sería aún más peligroso mostrar sus "habilidades innatas" a algún ladron o bandido cualquiera.

–Esta vez, estaría a solas el albino y el castaño. Pues su madre había salido a la feria del distrito a conseguir desde verduras frescas hasta buenos ingredientes, a causa de que Papá había venido de visita, y se había llevado a Lambo y a I-Pin. Bianchi estaba con Reborn, en un tipo de cita o algo parecido. Y su Padre, estaba investigando una serie de casos que la CEDEF le había encomendado, de paso decidió visitarlos; justo en ése instante él estaba completamente solo en casa, anochecía con rápidez, y pensaba que quizá Gokudera-kun no se presentaria, o que quizá él se había presentado muy temprano, y se cansó de esperarlo. De todas maneras, estaría solo hasta que alguien se apareciera por allí, eso no significaba algo malo para él, sólo que no sentía agrado al quedarse completamente sólo, exactamente sentía nostalgia. Bajó las escaleras y comenzó a caminar por la parte baja de su casa, un poco fatigado, y con algunos mareos, se adentró a su propia cocina y buscó en algunas despenzas algún tipo de medicamento, extrañamente en una de esos lugares estaban porque allí los ubicaba su madre. En una de esas búsquedas, tras abrir una despenza encontró una botella que tenía un líquido casi parecido al agua, pensó que se trataba de una botella cualquiera con contenido medicinal o algo parecido, o incluso agua cualquiera, no traía etiqueta por lo que no pudo indentificar bien de que se trataba. El chico tras sacar la botella, fué hacia la sala con esta, y marcó el número del teléfono de su madre, para preguntarle donde estaba el medicamento para las fatigas.

–¿Mamá?–

–Ora, ¿qué sucede, Tsuna-kun?.

–Mamá, quería preguntarte... ¿Dónde está el medicamento para las fatigas?.

–Hay una botella sin etiqueta, en una de las despenzas.

–En aquel instante el castaño volteó a ver dicha botella, al parecer si había atinado con lo que estaba buscando–Muy bien, gracias, mamá–Al momento de colgar, pudo escuchar a Lambo quejarse porque quería comer Takoyaki, el castaño soltó un suspiro enorme, seguramente su madre estaba soportando un suplicio con I-Pin y Lambo junto a ella discutiendo todo el rato. El chico destapó la botella, y comenzó a beber directamente de esta, tenía un sabor amargo y algo ácido, pero sobrentendió que posiblemente era una medicina con un éfecto rápido. Continuó tomando esta, puesto comenzó a acostumbrarse al sabor, e incluso desarrolló una pequeña adicción a éste en un corto periodo, de abrir y cerrar de ojos, ya se había tomado media botella. Se sentía más mareado de lo normal, y todo le daba vueltas, fué cuando el escuchó un golpeteo en su puerta, él se aproximó a un paso considerable de sus mareos a esta y la abrió, todo estaba bastante borroso, sin embargo, distinguía que era Gokudera-kun; él dejó la botella quien sabe donde. Mientras abría y se apoyaba un poco a esta–G-Gokudera-k-kun... T-tardaste más de lo que esperé–Murmuró en un tono amodorrado, casi pareciendo que tenía mucho sueño.

-El albino noto que algo andaba raro, pues su Capo se encontraba adormecido y se comportaba de una manera anormal, se tambaleaba de una lado a otro y por el rabillo del ojo noto una botella sin etiqueta, con un liquido trasparente. Gokudera reconocería aquello en donde fuera, tuviera o no etiqueta, y casi se aturdía de la pura sorpresa. El décimo se encontraba bebiendo, y luego aquellas palabras "G-Gokudera-Kun t-tardaste mas de lo que espere" Tal vez incluso el castaño no esperaba que llegara en aquel preciso momento, o tal vez incluso, se había sentido aliviado por que probablemente no llegaría a su casa.

-Si tan solo el albino no se hubiera distraído buscando un libro para su Capo, tal vez hubiera podido cuidarlo un poco mas. La sorpresa era enorme, puesto que Hayato jamas pensó que el castaño llegaría a tomar ese tipo de bebidas. O aun así, no se había molestado en compartirle algo de esa importancia. Importante para Hayato, por que sencillamente, el bienestar de su Capo era lo mas preciado para el y lo que mas quería, jamas le habían gustado los efectos que tenia en las personas ese tipo de bebidas, y el hecho de que bebiera algo como eso, le molesto.

-prácticamente le arranco la botella de las manos.

-Había algo que no le hacia sentir bien, desde hace días se había sentido mas lejos de lo normal de aquella persona, la mas importante para el. Se llego a sentir una molestia, se sintió mal eh incluso había pensado en disculparse por todo lo que había hecho con anterioridad. Molestarle.

-Debió imaginarse que el no se sentía cómodo con su presencia, y que estaba mas a gusto con Yamamoto, después de todo, aquel idiota era mejor hablando con el décimo...siendo un buen amigo.
-El peliplata entro a la casa y dejo la botella en el primer sitio que encontró, cerro la puerta detrás de su Capo y le tomo de la mano, jalandole ligeramente hacia las escaleras, rumbo a su habitación. Recordó que este estaba mareado, así que paso el brazo del castaño por su hombro y le ayudo a subir con las facilidad. Llegando a la planta alta, Gokudera llevo a su Capo a la cama, le recostó con cuidado y le dirigió una mirada...no dura, ni firme, pues jamas se atrevería a algo así, le miro...de una forma entristecida, angustiada.

-Le retiro del rostro algunos mechones de cabello, ya bañados en sudor.

-¿Como se encuentra Juundaime?-pregunto, intentando sonreír, posteriormente se levanto y se sentó junto a la mesa de centro, observando al castaño.-Juundaime..¿he hecho algo mal?

-tal vez, se haba pasado de la raya, puesto que prácticamente acosaba a su capo...pero ¿era tan malo querer estar con la persona que uno mas quiere todo el tiempo, ya sea por necesidad o simplemente por gusto?...si, era, malo, por que la idea de que Tsuna sintiera lo mismo, era muy lejana. Tal vez, de ahora en adelante... debía tomar distancias.

-Aunque, aun así, no sabia si era capaz de hacer tal cosa, pues el castaño había hecho mucho por el, y se había ganado su confianza, alejarse de el, seria como volver a el comienzo, solo, como siempre. Pero, ¿ podía hacerlo si eso significaba un bien para su Capo? lo haría, o al menos lo intentaría.

-preocupado y angustiado se aproximo nuevamente a el castaño, para observar como se encontraba nuevamente, instintivamente se inclino hacia donde en se encontraba, apoyando una de sus manos en la frente de este y le susurro:-Perdóneme Juundaime...No he podido hacer mi trabajo como es debido... Y después, no como un acto de disculpa o parecido se inclino, con la intención de sustituir su mano, por los labios...¿y si el castaño estaba incomodo?, al instante, el albino retrocedió dándole nuevamente, espacio.

–El castaño se sentía desubicado, mareado, más fatigado de lo normal, a lo muy lejos, o muy cerca sólo notaba figuras difusas, o borrosas, e incluso se sentía capaz de decir cosas que jamás dijo a nadie, sus mejillas estaban de color rojo carmesí a causa del licor consumido anteriormente. El albino se acercó al castaño y lo sugetó, subiendo las escaleras–G-Gokudera-kun, n-no es necesario q-que haga... Esto –Murmuró en un tono melodioso, o como diciendo, armónico. Casi como si se tratase de una canción, eran efectos del alcohol, él jamás pensó o se motivó en querer cantar o tararear algo, pues no iba con su personalidad. Sin embargo éste instante era la excepción, se sentía libre, o muy despreocupado. Algo poco común en él, se denotaba a millas de distancia que estaba ebrio, sobretodo por el olor que cargaba encima, y su actitud. Sin embargo, el consumo de esta bebida alcoholica no fué intencional, puesto lo confundió con un médicamento, al parecer su padre allí escondía sus bebidas alcoholicas y las bebía en secreto, al parecer le había arrancado la etiqueta para que nadie sospechara que él bebía aún con presencia de niños como Lambo o I-Pin.

–Él ya no tenía la botella consigo, si no, la tenía el albino, lo cual no le incomodó en lo absoluto, puesto automáticamente se distrajo, con lo primero que vió, en ése caso, las escaleras y pasillos para llegar a su habitación–G-Gokudera-kuun... ¿A-Adónde me lleva?–Preguntó, apoyando su cabeza al hombro del chico mientras se dejaba llevar por él. Tras un rato, él fué cargado por Gokudera-kun quien lo dejó sobre su cama, mientras él deliraba y decía cosas sin sentido, al parecer aquella bebida alcoholica había provocado que se viese más rídiculo que de costumbre, lo que quizá algunos pensaran, que era imposible. Él mantenía sus ojos semicerrados observando al albino intentando concentrarse en su silueta para poder distinguirlo bien, pues veía todo borroso. Ante la acción de retirarle cabellos apelmazados sobre su frente cerró los ojos, y pasó una de sus manos por sus mejillas sumamente sonrojadas, en las que habían pequeñas gotas de sudor que caían por su cuello hasta su pecho. Gokudera-kun preguntó algo acerca de su bienestar a lo que sinceramente no prestó mucha atención, inmediatamente cuando él culminó de hablar y se levantó alcanzó a decirle–G-Gokudera-kun... Y-yo... No me siento bien–Frunció ligeramente el ceño y se dió la vuelta, a la izquierda, quedando su parte delantera hacia la pared, cogió la cobija y comenzó a arroparse hasta la nariz, pues tenía un frío insoportable, o quizá estaba enfermándose, y aquel licor no le había hecho justicia.

–¿D-de qué hablas G-Goku... Gokudera-kun?–Dijo, mientras se mantenía dándole la espalda, a causa que la luz encendida de su habitación le molestaba–D-déjame decirte que... Tú jamás me haz hecho nada malo... Al contrario... Tú haz hecho cosas... Muchísimas cosas muy buenas para mi–Murmuró en un tono amodorrado, mientras se giraba en la cama para observarlo mejor, mantuvo sus ojos semicerrados, pues aún la luz seguía encendida por lo que le molestaba. El castaño a pesar de estar ebrio, estaba confundido, pues las palabras del albino no las entendía, no sabía porque preguntaba eso, o porque tanta curiosidad tan repentina, ¿acaso él había hecho algo que le hiciera pensar de esa manera?, debía disculparse. Tragó saliva, y se frotó los ojos, mientras continuaba sudando.

–No, Gokudera-kun. No te perdonaré–Hizo una pausa–No has hecho nada malo, no necesitas que te perdone... Más bien–Hizo otra pausa–¿Podrías tú perdonarme?–Culminó, mientras notaba que él iba acercándose, pero se alejó. Al darse cuenta de esto, alzó su mano derecha y la llevó al rostro del albino, acariciando un poco una de sus mejillas. Esto lo hacía mientras sentía que sus parpados se hacian más pesados, y todo a su alrededor continuaba dando vueltas.

–Si Gokudera-kun no hubiese llegado en aquel momento, posiblemente el castaño habría acabado tendido en el suelo de alguna parte de su casa, y nadie se daria cuenta. Así de "importante" era él, o quizá así de "distraídos" eran los que vivian con él, de cualquier modo, estaba feliz de que Gokudera-kun llegase, además de que le ayudó, ya no se sentía tan solo, como siempre estaba. Su actitud siempre incómodo un poco al castaño, incluso lo avergonzó un poco, pero él era un gran amigo y camarada también, alguien al que podría llamar en cualquier momento buscando algo de compañía y que sabía que inmediatamente iría a verlo, alguien que siempre estaba animoso y a buena disposición, completamente distinta a la de Yamamoto. Aunque él era agradable y su compañía era sin igual, Gokudera-kun también, al igual que todos sus guardianes, no, mejor dicho, Amigos.

–Tsuna asintió ligeramente ante la pregunta del albino sobre que si tenía frío, pues de nada servía mentirle, pero de igual modo, no quería preocuparle, pues él llegaba a ser muy demostrativo e incluso exagerado ante algunas situaciones, alguna que otra pastilla seguramente le vendría de maravilla para detener aquel malestar que iba esparciéndose por todo su cuerpo muy rápidamente, en ése preciso instante su frente, garganta y pecho se sentían más calientes de lo normal, posiblemente se trataba de fiebre. A pesar de estar mal, el castaño estaba sumamente preocupado por Gokudera-kun, quien parecía entristecido y deprimido, por una razón que no podía comprender, o era su ignorancia o simplemente podrían ser muchas cosas, de la que seguramente no atinaria a ninguna.

–El chico cesó las caricias que le proporcionó al albino, pues este estaba sonrojándose, y en lo primero que pensó, era que quizá el también estaba comenzando a acalorarse, enfermarse o algo por el estilo. Siempre él, de pesimista, porque en realidad, podrían ser múltiples cosas. En ése instante, tomó la iniciativa de hacer que Gokudera-kun le perdonase todas las cosas malas que él le había hecho, o quizá le había causado alguna vez.

–El chico se sorprendió cuando el albino apartó su mano bruscamente de su rostro. Y jaló la sábana hacia él retirándola de encima y acostándose junto al castaño, iba sintiéndose de mal en peor, por lo que no alcanzó siquiera a hacer una mueca de sopresa o confusión. El albino los cubrió a ambos con esta manta, y lo rodeó con sus brazos acercándolo a él, Gokudera-kun estaba a una buena temperatura, por lo que el castaño no tardó en acostumbrarse y asimilar esta–Yo sí sé porque –Hizo una pausa tragando saliva, mientras secaba unas pocas gotas de sudor, y cerraba los ojos– ¡E-Estos días y-yo...! –Dijo en un tono más alto, el cual disminuyó cuando acabó de decir aquella frase incompleta– Y-yo... Y-yo le he descuidado... Bastante. No ha sido justo para usted, ni para mí ta-tampoco; lo m-menos que querría es distanciarme de... Tí –Culminó, dejando descansar plácidamente su cabeza sobre su almohada mientras Gokudera-kun colocaba su cabeza por su hombro... El efecto del licor cesaba un poco, pero su alta temperatura seguía subiendo.

–Cada vez que él hablaba, sentía que Gokudera-kun iba apretándole más y más, pero, en ése momento, no sentía ningún tipo de incomodidad. Más bien, se sentía bastante calmado en esa situación, lo que era sumamente extraño, pues, si estuviera un poco más consciente de lo que hacía, posiblemente le llamaría pervertido, o daría notorias acciones de incomodidad y todo aquello fuera de su entendimiento. Gokudera-kun hablaba cada vez más y más lento y tranquilamente, además de que con pausas, lo que le traía paz al castaño, de vez en cuando era bueno que no hablase a los gritos.

–En aquel momento, el castaño reaccionó, acerca de esa situación, quizá había sido una "acción retardada" más de lo normal, o efecto de la bebida. Pero aquella situación se le hizo muy normal. Comenzó a pensar en lo que pasaría por la mente del albino, estaba siendo muy servicial, un muy buen amigo, y miembro de su familia, o al menos eso veía el castaño, acostarse en su misma cama con él podría parecer raro, quizá demasiado, además de incómodo, pero él sabia que lo hacia por su propio bien, por lo que se veía muy agradecido. Tras un rato, notó que Gokudera-kun estaba bajando el cierre de su chaleco, y desabotonando su camiseta, además de frotar su pecho y estómago, eso lo alivió un poco, y lo tranquilizó bastante; sus parpados iban sintiéndose más y más pesados cada vez, él se sentia cansado y aún muy fatigado, él pensó que recostándose en su propia cama podía pasarsele esto, pero no fué así, quizá esto estaba tornándose muchísimo más grave de lo que parecía, pero no preocuparía al albino ni queriéndolo así. Cuando Gokudera-kun se ofreció a ir a buscar un medicamento, a penas escuchó un sonido leve al lado de su oreja, no tenía control de su propio razonamiento por mero cansancio, abrió la boca, sin embargo, no salió ni un leve sonido, sólo un balbuceo que ni siquiera podía entenderse, semicerró los ojos más de lo normal, mientras la habitación continuaba dando vueltas a su alrededor, lo mejor en ése instante, parecía ser dormir un buen rato.

–El chico cerró los parpados los cuales no pudo abrir nuevamente, y cayó profundamente dormido con Gokudera-kun detrás de él, aún permanecía sudando en exceso, pero con un frío atróz, su cuerpo estaba muy caliente a una muy alta temperatura, estaba cansado, en lo que no tardó nada para caer profundamente dormido, sus cabellos se apelmazaban contra su frente a causa del sudor; el chico estaba intentando descansar, por lo que ahora no estaba consciente de nada. Una idea antes de dormir se le vino a la mente, ¿qué pasaría si su madre, Lambo e I-Pin los encontraban a ambos así?.

–Tsuna respiraba con más normalidad, daba respiros cortos, algo común para él. Se acomodó mejor sobre la cama, pensativo, a pesar de estar dormido. O mejor dicho, pensativo no era el término correcto, en ése momento se adentró en un sueño, que recién comenzaba. Se encontraba dentro de un ataúd, el mismo ataud de cuando él llegó al futuro, como la misma vez anterior, removió la tapa de este, y observó a su alrededor, estaba atónito, esa situación repitiéndose nuevamente, no tardó nada en salir de éste, puesto le aterrorizaba en su totalidad, quedó esperando que alguien apareciera, como esa misma vez, quizá estaba esperando que el Gokudera-kun de 10 años en el futuro le encontrara, sin embargo, por más que él esperara, jamás apareció. Supo de inmediato que la situación esta vez pintaba diferente; observó hacia arriba, a pesar que según él habia pasado horas metido en ése lugar, el cielo seguía de un color celeste tenué. Comenzó a caminar por aquel bosque dirigiéndose a quien sabía donde, caminaba y caminaba, sin embargo, el camino se hacía interminable, y parecía no salir de ése lugar, lo que comenzó como un sueño acabó como una horrible pesadilla, algo que él odiaba eran sueños parecidos a éste, la desesperación de encontrarse solo sin saber en dónde estaban sus amigos era horrible e iba carcomiéndole poco a poco. En ése instante escuchó una voz...

–Tsunayoshi-kun–Se escuchaba entre ecos a su alrededor sin punto fijo, esa voz... Esa voz era totalmente conocida para él, sin duda... Sin duda alguna era...

–¡Bya-Byakuran!–Gritó aterrado dando pasos hacía atrás, mientra éste eco se prolongaba cada vez más, y la voz iba haciéndose cada vez más y más clara, al punto de observar su sombra cerca de él, exactamente justo al frente. A pesar de este hecho, sintió un apretón en el cuello proveniente de atrás, este iba levantándole y apretando cada vez más, el castaño se reincorporó rápidamente y buscó entre sus bolsillos aquella caja de pastillas azules que consumía para entrar en modo Hyper, sin embargo, esta no la encontró.

–Entonces, ¿esto era lo que buscabas?–Escuchó aquella risita socarrona del hombre de cabellos lavandas, quien le mostraba dicho contenedor, moviéndolo de un lado a otro con aquella inconfundible sonrisa victoriosa que en durantes ocasiones pudo observar. El castaño intentaba tomar aire, lo que se le hacía imposible ya que cada vez más, el hombre de cabellos lavanda iba apretándole, su rostro estaba sumergido en un color rojo bastante fuerte. A pesar de esta cruel acción proveniente de él, mantenía aquella sonrisa–¡Jajaja!, al parecer sin esto no eres tan rudo, ¿verdad?–Efectivamente, en esa situación no podía hacer nada para defenderse, llevó sus manos a encima de las manos del peliblanco y comenzó a intentar remover estas, mientras fruncía el ceño, e intentaba tomar aire.

–En la "realidad", el chico sentía algo suave sobre sus labios, sin embargo, no fué tanto como para despertarlo. Él fruncía el ceño, y comenzaba a sudar excesivamente, su respiración se tornó sumamente agitada, y sus mejillas se tornaron de un color rojo intenso. Para él, aquella situación de "en sueño" era sumamente real.

–El castaño comenzó a moverse con brusquedas sobre la cama, respirando más agitadamente cada vez, casi como le faltara el aire, a pesar de tener el pecho descubierto a causa de acciones pasadas de Gokudera-kun, no podía respirar normalmente, su frente se denotaba sumamente caliente, al igual que toda parte de su cuerpo. El chico comenzó a alejar todo lo que tuviese cerca, pues se sentía arrinconado, así llamándolo. Byakuran en su sueño, acabó tendiéndole sobre el suelo, y apareciendo una pequeña navaja parecida a la que le incó en su última batalla, sin embargo, esta vez, él no traía puesto el anillo de Lanchia puesto, por lo que acabó penetrándole en el pecho.

–¡Jajajajaja!, pensé que esta vez sería diferente, Tsunayoshi-kun. Ahora, iré a por tus amigos–Sonrió socarronamente, mientras salía de allí, y lo dejaba allí, nuevamente solo.

–Tras un rato de pensar, en que pudo haber evitado aquello, despertó a causa de un movimiento brusco proporcionado por alguien más, era el albino quién estaba moviéndole bruscamente para que despetara, lo cual funcionó. El chico se sonrojó extremadamente al ver a Gokudera-kun sobre él, en esa posición... Llegó a malinterpretarlo un poco, aunque, no imaginó que esas fuesen sus intenciones, y que más bien, lo hacia por su propio bien de ayudarle a despertar.

–G-Gokudera-kun... ¿Q-qué estás...?–Preguntó, sumamente nervioso, y consciente, al parecer, el efecto del licor había pasado, y a pesar de que estuviese aún ardiendo en fiebre y rebosando en sudor, estaba un poco confundido.

–S-Sí, e-estoy bien, Gokudera-kun. Pero, ¿qué sucedió?–Preguntó, a lo que recibió una respuesta inmediata, había tenido una pesadilla... Ah claro, ya lo recordaba claramente, aquel encuentro con, Byakuran, el cual le desagradó completamente. Pues como era de esperarse, no tendría compasión por él ante lo que hace un tiempo le hizo. Observó claramente, cuando el chico se alejó de él rápidamente y se sentó en la cama, él tenía una expresión de confusión dibujada en el rostro, a causa de que Gokudera-kun se veía con muchísima ansiedad, lo que le preocupó bastante a él, ¿en qué estaba pensando... Para poder tornar su personalidad así...?–G-Gokudera-kun, ¿te encuentras bien?–Preguntó a pesar de ubicarse extremadamente débil. Lo primordial allí era saber todo lo que sucedió mientras estaba dormido, quizá al dormirse tan derrepente, acabó preocupando extremadamente al albino, y eso le provocó ansiedad, aunque él no estaba seguro de nada en ése preciso instante, lo mejor era aguardar que él dijera algo, o por lo menos eso esperaba. Aunque, no podía evitar sentir curiosidad por algunas cosas, no hizo caso omiso a sus preguntas y tardó cuestión de segundos en intentar contestarlas todas.

–No, Gokudera-kun, estoy bien aquí. Por ahora, no necesito a nadie... M-Más que tú–Murmuró, mientras éste se acercaba a tomar su temperatura, él estaba aún muy ruborizado, además de que se encontraba a medio vestir, frente a G-Gokudera-kun, se sentía un poco extraño en aquella situación, pero a decir verdad, le agradaba un poco, cada que él se acercaba, intentó controlar cualquier impulso extraño que pudiese él realizar, y por suerte, logró contenerse a penas–¿B-Beber?, ¿¡E-Era licor?! –Exclamó un poco alterado, sin agitarse demasiado, a causa de que su estado físico no se lo permitía, respiró profundo, y observó al albino directamente a los ojos–E-este... V-Vamos a ver... Llamé a mamá... Y le pregunté acerca... De el medicamento para las fatigas –Hizo una pausa– M-me dijo que estaba en una de las despensas, lo saqué y bebí aquello que parecía ser aquel medicamento... L-luego, no recuerdo mucho más–Explicó, para después reponer la pregunta de su sueño–Con respecto al sueño... He soñado con... Un encuentro con... Bya-Byakuran.

–El castaño observó toda aquella inseguridad proveniente del albino, caminaba de un lado a otro, y parecía que algún tipo de sentimiento le carcomía, el chico no estaba seguro de eso, se veía muy inquieto, y lo inquietó a él también al parecer. El castaño se sentía curioso, aunque probablemente sería impertinente de su parte, así que decidió no preguntar al respecto, posiblemente era algo personal, o algo por el estilo, así que lo dejó para después, en todo caso si él quería contárselo.

–Notó como el albino se sentó nuevamente en la cama, no sabía que hacer para calmarlo, y a decir verdad, estaba realmente preocupado por él, podría tratarse de cualquier cosa, pero imaginó lo peor, lo cual era de esperarse pues, en algunos casos, él era sumamente pesimista, y no escuchaba la voz de la razón–Bueno... En realidad, tu prespectiva, de si alguien vino... O que hiciste cuando estaba yo dormido... Discúlpame por dormirme estando tú aqui–Dijo observando las sábanas de su cama, y notando que aún estaba a medio vestir, utilizó las sábanas para cubrirse, sintiéndose un poco avergonzado estando así, frente a él. El chico observó un poco neutral al albino pensativo–¿Estás seguro de que estás bien?, te ves un poco... I-Inquieto–Murmuró, observándole a su lado, él esbozó una sonrisa algo obligada, o incómoda, no sabría como explicarlo, a causa de eso, supo que algo andaba mal, lo que comenzó a preocuparle más de lo normal, y esta vez no pudo contener aquella pregunta–G-Gokudera-kun... D-Dime la verdad... ¿Qu-qué sucede?–El ambiente se tornó muy tenso, lo cual vendría de un silencio incómodo proveniente de ambos en algún momento, lo que él menos quería. Él apretó las sábanas contra si mismo esperando una respuesta, la cual nada le garantizaba obtener una, pues bien podría responder, o evadir la pregunta, no le obligaría a contarle pues, no era su deber.

–Es agradable estar con Yamamoto, pues él es alguien muy simpático que siempre tiene algo de que hablar y es muy optimista, Reborn... Él, me mete a situaciones incómodas todo el tiempo... Aunque, debo reconocer que gracias a él, me he convertido en alguien menos egoista, aunque debo decir, que desde pequeño fuí alguien muy egoista y malcriado también–Sonrió a causa de gratos recuerdos de su infancia que hoy en día daban sentido a su vida–A lo que quiero llegar, es que cada vez que estoy con cada uno de ustedes, me siento alegre. O más bien... Muy feliz–Volteó a observarle alegremente– Sé que lo de Byakuran ya pasó... Sin embargo, aquella persona que describió Yamamoto, quien le ayudó en el hospital, era Byakuran... A pesar de saber que posiblemente aún esta vivo... No sé porque lo habría ayudado –Murmuró pensativo– Sé que siempre puedo contar contigo, Gokudera-kun –Le dijo, mientras observaba el techo.

–El castaño observó al peliplata quien se encontraba dudoso y pensativo, quizá más de lo usual. Tragó saliva, aún sintiéndose sumamente preocupado, había demasiado misterio con respecto a su pregunta, y eso le hacía pensar que algo malo sucedió, el chico comenzó a dudar, debía ser algo sumamente importante, como para que de golpe él no le informase sin siquiera preguntar. Tenía curiosidad, tan sólo esperaba una respuesta firme y concisa o por lo menos que se acercara, por más malo que fuese, no se enojaría con Gokudera-kun, pues sabría que él no tendría culpabilidad de nada.

–El castaño iba asustándose cada vez más, por lo que se aferraba poco a poco más a sus sábanas, cubriéndose del frío, y notando que su temperatura había bajado, lo cual era un alivio, ya no necesitaba llamar a nadie, y podría concentrarse en hablar sin ningún tipo de impedimento con Gokudera-kun, a menos que alguien apareciera derrepente y los encontrara en aquella situación, en la que no habría explicación razonable, posiblemente su Madre lo olvidaría en cuestión de segundos, I-Pin y Lambo se confundirían, su padre, posiblemente lo interpretaría como era en realidad, y Reborn le interrogaría con métodos sumamente ortodoxos hasta que contara cualquier cosa sucedida entre ellos estando solo, y a pesar de decir toda la verdad, continuaría torturándolo a causa de que posiblemente no es lo que él quería escuchar–Al parecer, han tardado más de lo esperado, ¿qué estarán haciendo entonces?–Murmuró, preguntándole a Gokudera-kun, aunque no esperaba respuesta a eso en realidad. Al escuchar aquel murmuro, con lo que dijo, sobre que le había besado, el chico se ruborizó, y bajó la vista, su rostro se encontraba completamente sumergido en un color rojo carmesí, no pudo evitar pensar–Así que aquella sensación cálida... Fueron... Los labios de Gokudera-kun–Esa frase, rondaba por su mente; alzó una de sus manos, e inconscientemente, lo golpeó en el rostro, con la palma de su mano, o en traducción, le dió una bofetada, se sentía un poco enojado en ése momento, no por el beso, sinceramente, por que... Le había gustado, si no porque no pudo presenciar su primer beso, ya que, estaba dormido... Frunció los labios ligeramente, demostrando su enojo– Estoy enojado contigo... Gokudera-kun–Murmuró, mientras se acercaba un poco y se lanzaba a abrazarlo con mucha fuerza, haciendo que éste se recostara sobre la cama– M-me hubiese gustado... Poder presenciar correctamente mi... Primer beso–Dijo justamente a su oido– Así que... Quiero pedirte un favor.

–Con la respuesta de Gokudera-kun con respecto a que quizá perdieron la noción del tiempo, era posible que tuviese la razón, sin embargo, en ése momento no deseaba que ellos volvieran, ¿por qué razón?, simplemente no había motivos en ése instante, quizá era un simple capricho de estar solo con Gokudera-kun sin tener que ser interrumpido por su madre, quien avisaría que la cena estaba lista, por I-Pin, Lambo y Fuuta quiénes le pedirian que jugara con ellos a estas horas, con su padre y Reborn-san quién posiblemente le avisarian cuestiones sobre la mafía y enemigos ayacientes quiénes esperarían atacar al `décimo Vongola´, o quizá Bianchi, quién provocaría que a Gokudera-kun le diese un terrible dolor de estómago, el cual acabaría dejándole inconsciente, o casi. En ése momento, se sentía muy tranquilo, allí abrazando al albino con mucha fuerza, estaba rodéandole el cuello con sus brazos, y con los ojos cerrados, escuchando cada uno de los susurros que sólamente mencionaban su rango, él ya estaba muy acostumbrado a que le llamase de esa forma a pesar de que jamás pidió ser el décimo jefe de la familia Vongola, ahora era tarde para arrepentirse, demasiado tarde, ya lo habían llevado demasiado lejos, por lo que acabaria recigándose quisiera o no lo quisiera, tragó saliva, con las mejillas casi completamente rojas a causa de esa situación, se sentía un poco avergonzado, por haber agredido de esa manera al albino, sin embargo, no sabía como reaccionar a dicha situación e hizo lo primero que se le vino a la mente, ahora que lo reconocía sabía que había estado mal, y que no volvería a repetirlo, jamás–Es bueno saber que puedo contar contigo–sonrió muy ampliamente.

–M-Me gustaría que me dieras la oportunidad de... –Murmuró, mientras le observaba directamente al rostro, sin poder continuar la frase, pues, sentía pena, aunque, eso ya pasaría tarde o temprano, tragó saliva y fué acercándose lentamente a su rostro sin detenerse– Me gustaría que me dieras la oportunidad de ahora demostrarte, mi aprecio –Exclamó en un tono bajo, observándole sumamente alegre y optimista, sin apartarse de sobre él, pues, se sentía cómodo así, aunque sería probablemente egoísta de su parte, ya que probablemente le incomodaría a Gokudera-kun tan repentino cambio de actitud, pero en ése momento, se había dado cuenta de varias cosas. Cosas que anteriormente él no pudo ver por "ciego", en momentos como ése se arrepentia de no haber notado ése tipo de cosas antes, y quería remediarlo de algún modo, ladeó la cabeza ligeramente, manteniendo una muy amplia y sincera sonrisa, que difícilmente sería borrada de su rostro.

-El albino estaba confundido, pero cómodo con aquellas situaciones contradictorias, había pasado de la preocupación a la ansiedad, de la culpa a la debilidad y dolor, y esto se sustituyo por algo mas importante que lo anterior, probablemente un sentimiento mas fuerte y mejor...el sentimiento de pensar que uno puede ser querido, por la persona que amas.

-Ahora, y en aquel momento, ya no existía nadie mas que su Capo, no había de nada mas que preocuparse, solo de lo que estaba sucediendo en aquel momento y de los sentimientos mutuos que se mezclaban entre si, de aquello que había posado de una fantasía a lo real y que lo sorprendente era que probablemente ambos compartieran aquello, eso que parecía llenar al albino completo.

-No deseaba ser interrumpido por nadie en aquella ocasión, no quería que nadie se inmiscuyera en aquello, y eso que hacia el décimo, tal vez era lo que estaba esperando hace mucho tiempo. Rodeo con sus brazos la cintura del chico, pegándolo mas contra a el, observando su rostro enrojecido y nervioso, con aquella sonrisa que había cambiado el mundo de Hayato desde la primera vez, porque, se había equivocado con anterioridad, y ya se había arrepentido de ello. No pudo evitar sonreír de la misma manera, sintiéndose realmente aliviado.

-Escucho atentamente a su capo hablar mientras sentía su respiración cada vez mas cerca, aquello no se lo esperaba, pero era una grata sorpresa. Noto que el rostro de su Capo se acercaba cada vez mas, y espero, aguantando las ganas de besarle de verdad, pero como el castaño había dicho, el deseaba demostrárselo, y el albino quería sentir todo lo que el castaño deseaba enviarle con aquellas acciones-Décimo...-susurro-Nada me haría mas feliz...-luego lo apretó mas contra si, disfrutando de aquel momento y dedicándole a su Capo una mirada de satisfacción total

–El castaño se aferró al albino con mucha fuerza, sin intención de dejarlo ir bajo ninguna circunstancia, allí la persona que más importaba en aquel momento era él. Esta vez, se sentía completo. Al parecer durante aquellas épocas de ceguera total donde sólamente se fijaba en Kyoko-chan, era al parecer un intento desesperado por encontrar alguien dulce quien pudiese demostrar todo el afecto que sentía por él sin miedo alguno.

–Durante todo ése tiempo, buscando aquello que tenía frente a sus narices, él no necesitaba aprecio de alguien que a penas notaba que estaba allí, para apoyarle, si no alguien que realmente conociera sus más oscuros secretos, y a pesar de esto, le aceptara y continuara con una actitud animosa llena de alegría. Ése era el rol de Gokudera-kun. Él durante todos estos años estuvo persiguiendo a alguien que realmente no lo amaba, y también fué perseguido por alguien que aún lo ama, lo que provocó incómodos momentos y discusiones con Gokudera -refiéndose a Haru- sabiendo todos estos momentos que están al por venir, estará listo para todo, siempre y cuando no se encuentre él solo. Si no con alguien que sepa apreciarlo, y no por hechos egoístas, si no por el hecho del desagrado de la soledad.

-A pesar de saber y estar consciente de que en algún momento, Gokudera-kun podría cansarse de él, y acabar con eso, estaba bien, porque le habría brindado la oportunidad de querer a alguien incondicionalmente, y a pesar de que si las cosas resultaran de una manera diferente, sabía que siempre podría contar con él, para cualquier cosa, y su presencia tan sólo, valía más que cualquier cosa. El chico continuaba acercándose con lentitud, sin embargo, esto cambió cuando escuchó la voz de su madre al por venir, avisando que habían llegado, además de la voz de Lambo e I-Pin, y también de todos los demás.

-Ora, Tsu-kun, ¿dónde estás?-

-Inmediatamente el castaño se reincorporó, y entró en pánico, ¿qué pensarian de aquella situación?, se alejó considerablemente del albino y se llevó las sábanas hasta por encima de la cabeza, aún asustado.

-Jasksjaksjksjasj -La risa de Lambo (?)- ¡Dame-Tsuna!, ¿dónde te escondes?-También se escuchó trás un- ¡No Lambo, no corras!-Que parecía ser de la pequeña I-Pin.

-Tsuna en aquel momento se sentía un poco cohibido, y desconocía la procedencia de sus acciones, ¿podría estar sintiendo algo tan fuerte por Gokudera-kun más que un aprecio, o admiración?, quién sabe... Aunque, no podía negar que disfrutaba cada momento estando tan cerca de él, y tener contacto con su tan `caliente´ cuerpo. Sin embargo, por mucho pesar, esto no pudo continuar a causa de verse interrumpidos, el chico comenzó a pensar con más cierta claridad, intentando imaginarse hasta donde habrían llegado si ellos hubiesen tardado más, aunque la situación bien podría haberse tornado muchísimo peor si encontraban a ambos en un punto más 'avanzado' de lo que podría haber sucedido.

-El chico tragó saliva, luego de escuchar al albino hablarle, se sacó las sábanas de por encima de la cabeza y lo observó sumamente sonrojado, quizá ahora se tornaría un ambiente algo incómodo entre ambos, y él no deseaba eso. Bajó la vista, mediante bajaba las sábanas hasta por sus muslos, su rostro comenzaba a enrojecerse más de lo normal, y sus cabellos tapaban sus ojos, ¿qué podría hacer?, luego de experimentar tal situación, tragó saliva, y observó hacia su derecha, en donde Gokudera-kun se levantaba y le ofrecía ayuda para acomodarse la ropa, ya que prácticamente estaba semidesnudo. La voz de Lambo comenzaba a incomodar un poco a Tsuna, a pesar de que este niño estuviese fuera, alzó la vista, y sonrió ampliamente, intentando influenciar, y demostrarle a Gokudera-kun que quizá esto podría darse en otra ocasión, y que todo estaba bien- No quiero molestarte... Gokudera-kun -Dijo, observando sus ropas mientras, se arrastraba en la cama hasta una de las esquinas y comenzaba a abotonarse la camiseta- Aunque te lo agradecería -Dijo tranquilamente, su corbata estaba hecha nudos, y no sabía como podría acomodarla. Tras un rato, escuchó que su madre, comenzaba a llamar a los niños, Bianchi y Reborn para que fuesen a cenar, le extrañó un poco que ninguno de ellos entrara a su habitación a molestarlo, o informarle acerca de algo, luego de que I-Pin, Lambo y los demás discutían en el camino -a causa de que se escuchaba desde su cuarto- escuchó que su madre lo llamaba para cenar, era tarde, y él no tenía apetito- N-No hace falta, mamá. No tengo hambre -Gritó desde su habitación. Por ahora, quizá era un poco peligroso que Gokudera-kun saliera del cuarto así nada más, pues, si se encontraba con Bianchi, le daría un horrible dolor de estómago, y a esas horas, quizá Reborn, y su propio padre presente, se preguntarían que hacia allí, su madre posiblemente le ofrecería que se quedase a dormir porque era peligroso salir de noche, y como ella no tenía ni idea a causa de las capacidades de lucha de Gokudera-kun, insistiría y quizá Gokudera-kun no se molestaría en rechazar y aceptaría. Aunque no sería nada malo que se quedase después de todo.